En principio, después de
documentarme todo lo posible, pude llegar a una conclusión antes de escribir mi
ensayo “Este cuerpo no nos pertenece”. Somos una producción social, es decir un
resultado de un trabajo de <<gestación social>> en el que estamos condicionados por los
diferentes códigos sociales y relaciones: moda, códigos de cortesía, prácticas
amorosas, etc., así de ésta manera nuestro cuerpo es utilizado.
Planteando así el asunto puedo
decir también que nuestro cuerpo es un utensilio (completo e importantísimo) un
instrumento, un producto. Parto de aquí para hacerles la siguiente pregunta:
¿Para qué usas el cuerpo?.
El hacer corporal es algo
bastante complejo que no sólo se basa en movimiento, también participa de una
transmisión y un aprendizaje cultural que no pasa en esencia por vías
discursivas y racionales. Aprender a moverse
y aprender a cambiar patrones de movimiento, tanto en técnicas simples y
cotidianas (correr, saltar, dormir, etc.), como en las extras-cotidianas
(conjunto de actividades relacionadas con determinadas funciones que requieren
aprendizaje formal (orador, actor, danzante, músico) es un fenómeno psicológico
y psicomotriz con lógica propia, es decir, el movimiento es una producción social
y también un fenómeno individual interior.
Así es, danzar es una actividad o
técnica extra-cotidiana, de una naturaleza efímera y espontánea que consiste en
una coordinación estética de movimientos corporales. ¡Lo que resulta fascinante
e interesante en el movimiento (a pesar que todos somos seres con dos piernas)
nos movemos de manera diferente, de acuerdo tanto a nuestras proporciones
física como a nuestro temperamento!. Pero ¿Qué relación existe entre ella y la
música?; podría afirmar sin temor a equivocarme que la humanidad danza por los
mismos motivos por los que hace música; por ejemplo: si canta expresa un estado
íntimo de sentimientos así mismo danzará parejamente con ellos; Es claro que el
estilo y la forma cambiará, pero el principio es el mismo.
La danza y la música se basan en
los mismos principios: el agógico, que estimula la lentitud o la rapidez de
cada movimiento en el tiempo el desenvolvimiento del gesto y el dinámico, que
determina el modo de actividad muscular con que los gestos e suceden unos a
otros, su fuerza, los dos siempre bajo el mismo dictado del ritmo; musical en
el caso de los sonidos y plástico en el caso de los movimiento corporales de la
danza.
La danza en sus elementos
corporales es puramente plástica, enseguida al combinarse con el sonido,
tendremos un doblaje plástico por un lado y sonoro por otro y es tanta la
necesidad del ser humano de expresar e unir estas artes que si las contemplamos
aislada la danza sin la música, nuestra memoria auditiva tiende a “cantar” los
ritmos dentro de nosotros y si ocurre lo contrario nuestro cuerpo tiende a
reproducir movimientos.
Es muy pertinente y actual, el arte es imposible de comprender sin su vínculo con el cuerpo éste como medio para expresar lo interno del sujeto, pero no por ello debe quedar como suprimido, por el contrario es parte del proceso creativo.
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